«Todo es doble,
todo tiene dos polos, todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos
son lo mismo, los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en
grado; los extremos se tocan; las verdades son semi-verdades; todas las
paradojas pueden reconciliarse.»
Comúnmente decimos
las dos caras de la misma moneda cuando nos referimos a cosas diametralmente
opuestas. Aparentemente son opuestas, pero en realidad es la misma con
innumerables grados entre un extremo y el otro.
El espíritu y la
materia no son más que lo mismo, pero con diferentes grados de vibración. En la
materia hay una frecuencia vibratoria muy baja, en cambio, el espíritu tiene
una frecuencia vibratoria altísima. La diferencia reside únicamente en el grado
de manifestación mental.
El conocimiento de
este gran principio nos permitirá comprender mejor nuestros propios estados
mentales, así como el de los otros, de esta manera comprobaremos que solamente
es cuestión de grados.
Comprendiendo esto,
podremos elevar nuestras vibraciones interiores a voluntad, cambiando su
polaridad, haciéndonos dueños de nuestros pensamientos en vez de ser sus esclavos
y servidores.
Para eliminar una
cualidad no deseada, por ejemplo el miedo, no debemos luchar contra él, ya que
solo basta polarizarse en la cualidad opuesta, en este caso el valor, para que
el miedo desaparezca.
Lo mismo sucede por ejemplo en una habitación oscura,
no podemos sacar la oscuridad con un balde y echarlo afuera, solamente nos
bastará con abrir las ventanas y permitir que entre la luz y la oscuridad
inmediatamente desaparecerá.
Básicamente en eso consiste el arte de la polarización
mental, en polarizar la mente en la cualidad deseada para así lograr la
transformación.
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