«Todo fluye y
refluye; todo tiene sus periodos de avance y retroceso; todo asciende y
desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la
derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la
compensación»
Este principio está
muy relacionado con el anterior principio de polaridad, ya que el ritmo se
manifiesta entre los dos polos establecidos por este mismo principio. Esto no
quiere decir que la oscilación rítmica vaya hasta el extremo de cada polo,
simplemente se desplaza a lo largo de la escala entre los dos polos, primero
hacia un polo y después hacia el otro.
Siempre hay un
avance y un retroceso, un auge y una caída, nos recuerda a la campana de Gauss
en Estadística, primero sube hasta el tope y después se produce el descenso.
Esto sucede en todo.
En la caída y
destrucción de los mundos, en la elevación y caída de las naciones,
civilizaciones, animales, plantas, en el hombre, y en los estados mentales de
este.
Este principio es
de aplicación universal, la naturaleza es cíclica, la vida también es cíclica.
Se nace, crece, se llega a la madurez, se decae y muere. La oscilación pendular
es evidente por doquier.
La ley del ritmo
afecta a la materia, la mente y el espíritu, por lo tanto se piensa que no sólo
afecta a esta vida, sino que a sucesivas vidas posteriores.
Debido a esta ley,
prácticamente nos sentimos esclavos de nuestros estados de ánimo, emociones o
sentimientos. Esas fluctuaciones afectan mucho nuestra vida y no las
comprendemos bien. Reír para llorar dice el dicho, pero cuando sentimos que
tenemos un periodo de entusiasmo, siempre es seguido por otro de depresión,
cuando nos sentíamos valientes y confiados, venían periodos de desaliento y
miedo.
El modo de substraerse
a las actividades del ritmo es mediante la transmutación.
Todo hombre que en
mayor o menor grado, ha adquirido cierto dominio de sí mismo, realiza esto más
o menos conscientemente, impidiendo que sus modalidades o estados mentales
negativos lo afecten. De esta manera podremos sustraernos de los efectos
polarizándonos en lo superior, prácticamente ignorando lo negativo, así
instantáneamente el ritmo pasa por lo inferior (materia) sin afectar lo
superior (mente y espíritu).
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